Siglos de historia contemplan al peregrino que se pone en ruta hacia Santiago de Compostela. A pie, a caballo o en bicicleta, el objetivo de todos es recorrer un mínimo de 100 kilómetros del camino de Santiago para cumplir un reto personal.
Desde la Edad Media, este camino que recorre toda Europa, ha sido uno de los más transitados por toda clase de personas que, al principio buscaban rendirle pleitesía al apóstol Santiago, cuya tumba se encontraría en la capital gallega, aunque hoy en día las motivaciones son de lo más variado. Lo cierto es que atravesar los bosques y montañas a pie en compañía de otros peregrinos es una de esas experiencias que te marcan de por vida.
Muchas son las opciones del que quiere emprender la ruta compostelana, aunque tradicionalmente la más elegida es el Camino Francés, que en España parte desde Roncesvalles. Sin embargo, para el que desee algo más de intimidad siempre está la posibilidad de descubrir el Camino del Norte, la Ruta de la Plata o incluso el Camino Catalán, que se acaban cruzando con el tradicional en algún punto del itinerario para entrar todos juntos desde el Monte del Gozo.
Las rutas que llevan a Santiago no entrañan mucha dificultad, incluso para las personas no habituadas al trekking, por lo que son ideales para todas las edades. De hecho, no es raro ver familias enteras con niños o jubilados que eligen este tipo de vacaciones en las que descubrir el paisaje gallego a pie.
La peregrinación tiene pocos elementos indispensables: está por supuesto la credencial de peregrino, que se expide en algunas parroquias y asociaciones y que es imprescindible para dormir en los albergues. Una mochila donde llevar vuestras pertenencias y un saco de dormir serán lo único que necesitaréis para vivir este viaje slow.
Por suerte, el Camino pasa por todo tipo de poblaciones, por lo que no es necesario cargar con muchas provisiones. Bastará con que llevéis desde casa muchas ganas de caminar ya que todos los albergues están equipados con cocinas, baños y algunos incluso con lavadoras en las que poder lavar vuestras prendas.
Los que han hecho el Camino de Santiago recomiendan hacerlo fuera de los meses de julio y agosto, para evitar las masificaciones y el calor que puede hacer más difícil la marcha. ¿Os animáis a vivir esta aventura? Recordad sellar la credencial en los pueblos por donde paséis y ¡buen camino!
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